© 2012 Tatiana Parcero Foto: ©Tatiana Parcero, Actos de fé #27, 2003

LA PIEL COMO SUPERFICIE SIMBOLICA, Sandra Martínez Rossi

Procesos de transculturación en el arte contemporáneo
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Colección: Tezontle
ISBN: 9788437506616
Formato: 15,5 x 23 cm., 513 pp.
Primera edición: 2011

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Foto: ©Tatiana Parcero, Actos de fé #27, 2004

Fragmento
“Al igual que un diseño tatuado o pintado, los símbolos revelan un sinfín de
interpretaciones sobre el cuerpo y su genealogía personal, corroborando
la existencia simultánea de otras identidades, reflejadas en una especie de
cartografía que delinea el mapa autobiográfico.
Jean Lévi en referencia a la simbología taoísta del cuerpo define algunas
características que pueden ajustarse a esta mirada: «Revestido con sus
blasones y sus imágenes caracterizadas por colores, definido por relaciones
numéricas, el cuerpo es un espacio regido por las leyes del cosmos. La red de las
correspondencias lo encierra en una playa simbólica, un área ritual que no es más
que el estrado sacrificial rodeado por las efigies enigmáticas de las divinidades»
(en Feher, Naddaff y Tazi eds. 1990: 123). Al hablar sobre la muerte y los rituales
funerarios hemos indicado que uno de los principios regidores de la filosofía
taoísta se basa en la creencia de la inmortalidad, no tanto desde un punto de vista
físico sino espiritual, como alegoría de autosuperación; el alcance de este grado
acontece cuando las divinidades —simbolizadas en los órganos corporales— se
hacen presentes a través de la meditación según un estricto calendario místico.
Esta disposición taoísta considera al cuerpo como un blasón, al organismo
como metáfora de lo divino, un aspecto visible en la obra de la artista mexicana
Tatiana Parcero; específicamente en la serie Cartografía interior (1996), donde las
imágenes de divinidades mayas, aztecas y mixtecas reaparecen impresas en la
superficie del cuerpo como restos de la memoria cultural. Mediante estas «cartas
geográficas» la artista guía a cada observador y observadora por otros caminos y
sugiere con estos signos la posibilidad de hallar nuevos significados sobre la vida
individual.
En estas fotografías los volúmenes del cuerpo se aplanan y las imágenes
van delimitando un único territorio. Signos, músculos, fluidos y órganos diluyen la
imagen corporal, desdibujan los márgenes y funden el cuerpo bajo una veladura
mística, plasmación que remite al análisis de Gilles Deleuze y Félix Guattari en la
representación de un «cuerpo sin órganos» (1988: 37), un cuerpo que deja de ser
organismo biológico para transformarse en un lugar mágico, donde los orificios
pierden corporalidad y los pliegues o arrugas se fusionan en un mapa de dibujos
cargados de una cierta extrañeza o exotismo. En uno de los trabajos vemos cómo
los símbolos alteran la textura de las manos y las líneas palmares simulando
caminos por transitar o ya transitados, en definitiva, lapsos de la vida. Signos que
dialogan y emergen también desde los pies representando todos los órganos del
cuerpo.
Las intervenciones no están ejecutadas directamente sobre la piel, la serie está
integrada por impresiones lambda sobre metacrilato y acetato, en blanco y negro
o a color, resultado de la superposición de los relieves corporales con dibujos
procedentes de diversas fuentes. A pesar de que la piel no protagoniza esa
transformación desde un punto de vista carnal, la artista maneja los símbolos de
la ficción desde una perspectiva conceptual y alegórica similar a la estructura
simbólica de un tatuaje en la ordenación y configuración del cuerpo, pues en sus
trabajos tiene en cuenta la función de la piel como superficie de inscripción de las
vivencias individuales, en palabras de la propia Tatiana Parcero, una indagación
interior de «auto-conocimiento».
Si abordamos un análisis más formal, podemos destacar que determinados
signos y textos en ciertas fotografías se valen de la estructura secuencial del
cuento y narran una historia, que en algunos ejemplos alude a la mitología
precolombina mexicana. Gracias al montaje fotográfico, la piel de Tatiana Parcero
cubierta de marcas simbólicas a modo de tatuajes representa el testimonio cultural
de México. Así, el cuerpo tatuado hace visible esa otra piel, espejo de la identidad colectiva.
En cierto modo, estos recursos plásticos y alegóricos hacen viable
una escritura concreta, demuestran que cualquier signo al ser transferido o
marcado sobre la piel adquiere otros significados, sus códigos particulares
traspasan los márgenes hermenéuticos y transmutan en caracteres de un
lenguaje común y distintivo de un grupo cultural específico. En este caso, la
transculturación simbólica del tatuaje no debe ser interpretada en términos
materiales y técnicos, pues el diseño aparece grabado en la piel por medio de las
nuevas tecnologías; por lo tanto, no está asociado a la herida ni al proceso ritual.
No obstante, existen ciertos aspectos conceptuales y formales de la técnica del
tatuaje que sí están vigentes en las fotografías. Aún en las imágenes de esta serie
referidas a la interioridad del cuerpo, los músculos y las arterias ostentan una
visualidad más poética, elegidos más por su simbología que por su funcionalidad
orgánica, restos de una anatomía antigua, emergentes de un cuerpo inconsciente
y relegado. Es indudable que la artista insume a sus obras una patente ritualidad,
imágenes de un Nuevo Mundo (1998-2000), rituales que resurgen como Actos de
Fe (2003), mapas o símbolos precolombinos que enlazan pasado y presente
reconquistando su vigor y resituando su identidad en el mundo contemporáneo.
Tatiana Parcero se reinventa a sí misma (Re-invento, 2005-2006), identidades
plurales, nómadas de un continente utópico, iniciaciones solitarias donde los
tatuajes y mudras hindúes personifican textos culturales de una ceremonia íntima,
que sincrónicamente transcriben —como antiguamente— al cuerpo tatuado como
segmento de un mundo alquímico y esotérico”.

(© MARTÍNEZ ROSSI, Sandra (2011): La piel como superficie simbólica. Procesos de transculturación en el arte contemporáneo.   Madrid: Fondo de Cultura Económica, pp. 289-291).